Cuando hablo de estar más fit, no hablo de simplemente estar fuerte o muy tonificado, o de levantar un número de equis kilos ni tampoco de hacer grandes hazañas como correr en una maratón. Hablo de estar adaptado a lo que hacemos día a día y un poco más.
Si tu trabajo es sedentario y no puedes moverte durante ocho o diez horas, estar más fit sería no tener dolores lumbares por permanecer sentado mucho tiempo y que la espalda o la tensión cervical no fuese un problema , o que no te fatigues por subir dos tramos de escaleras.
Que si tienes hijos pequeños, que cogerles en brazos a la salida del cole no sea un riesgo para tu espalda o tus brazos por falta de fuerza.
Estar más fit es poder desempeñar tu tareas ordinarias y aún así llegar a casa con energía. Te invito a que entrenes para que tu trabajo no te pase factura; incluso si tu trabajo es de fuerza, tener una rutina física fuera de él te ayudará a recuperar esa energía que a veces falta y a mejorar tu rendimiento en él.
Te recomiendo que entrenes para que tu trabajo, tus quehaceres diarios no te superen ni física ni mentalmente y puedas dormir bien al llegar a casa con la menor tensión posible. Hacer algo de ejercicio cada dia aliviará tu estrés y aquí es donde entra en juego estar más fit por dentro.
Nuestra salud mental es tanto o más importante como nuestra salud física. Tener un estado anímico saludable nos ayuda a sentirnos mejor, a tener la mente más despejada y sin estrés. Eso se traduce en algo tan cotidiano como estar de buen humor, sentirnos más felices y , en muchas ocasiones, poder tomar decisiones importantes que nos atañen a nuestro círculo social, familiar o del trabajo desde una perspectiva más abierta y positiva.
«La energía está en tu interior, no podemos esperar que venga de fuera»
podcast CAP. 4. Laura rodríguez – estrés
Recuerdo cuando era camarero los fines de semana, el lunes era un día malo, malo, malo. Tenía pensamientos negativos, agobio, quería abandonar proyectos que había empezado con muchas ganas… La desgana y el mal humor se hacían conmigo. Esos pensamientos venían de una falta grande de energía y cansancio. En cuanto descansaba, los malos pensamientos se desvanecían, tenía ganas de hacer cosas y todo volvía a la normalidad.
Cuando nuestro cuerpo está cansado y sin energía nuestro cerebro también y eso hace que no pensemos de forma tan clara y racional. De ahí viene la frase “men sana in corpore sano”: tardé en darme cuenta pero aprendí a dosificar mi energía, detectar esos momentos bajos de ánimo y ponerle una solución.
¿Y tú, a qué esperas?
Empieza con tabatas de cuatro minutos de ejercicio todos los días o con uno de mis calendarios mensuales.